Como es sabido, los
consumidores de tabaco tienden a padecer de dientes amarillos de forma
mucho más habitual. Por esta misma razón, dicho truco puede venirles de
maravilla. Una combinación clásica (bicarbonato, limón y sal marina), de
la cual no conviene abusar para no deteriorar el esmalte, pero que no hay
problemas de utilizarla con moderación.
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